martes, 23 de diciembre de 2008
¿Escasez de liderazgo o exceso de expectativas?
Ayer comentábamos que somos nosotros mismos uno de los principales epicentros del cambio .El gurú indio C.K. Prahalad (ver video sobre co-creación) ha asegurado en varias ocasiones que, por ejemplo, “lo primero que hay que liderar es a uno mismo”; “el éxito viene de ponerse objetivos ambiciosos”; o “el liderazgo no consiste en cambiar a los demás, sino en inspirarles con el propio ejemplo para conseguir los objetivos propuestos”. Leía hoy una noticia interesante de diez lecciones del management en el Bolentín Wharton Universia. El artículo comenzaba con una frase de un clásico: Peter Drucker –referente incuestionable en el mundo de la gestión- que fundamenta uno de los campos de estudio a los que me dedico (el diseño organizativo): “La mejor estructura no garantiza los resultados ni el rendimiento, pero la estructura equivocada es una garantía de fracaso”. Drucker se dedicó durante casi medio siglo a analizar el papel del líder, su comportamiento, sus metas. Recuerdo el primer libro que leí de él en 1980...Management (traducido como "La Gerencia"). La primera de las conclusiones que extrajo de ese prolongado estudio es que no existe un denominador común tan claro -como parecemos tener todos tan claro-. "Entre los líderes más eficaces que conozco", dice Drucker, "algunos se encierran en su oficina y otros son demasiado gregarios”. Algunos – no muchos – son "buenos tipos" y otros son rígidos y autoritarios. Algunos impulsivos y rápidos, otros estudian la situación y se toman siglos para llegar a una decisión. Algunos son cálidos, otros distantes, algunos vanidosos, otros retraídos y modestos. Algunos tienen el don de saber escuchar, mientras que otros son “lobos solitarios que no escuchan más que su propia voz”. Lo único en común es algo que no tienen: carisma, concluye este gurú.Para Drucker, los mejores líderes saben hacer cuatro cosas simples: se trata de alguien que tiene seguidores; no es alguien a quien se "ama" o se "admira"; liderazgo no es popularidad, liderazgo es resultados; los líderes son muy visibles -dan el ejemplo-; liderazgo no es ni rango, ni privilegios, ni dinero, es responsabilidad. Y concluye afirmando aunque los líderes natos existen, son demasiado escasos para las necesidades urgentes actuales. El liderazgo, por tanto, puede – y debe – aprenderse. Durante mi vida he reconocido a diversas personas -hombres y mujeres- que saben hacer esas cosas "no tan simples". Hemos de desmitificar el liderazgo. En caso contrario estamos obstaculizando con nuestras falsas expectativas -inalcanzables y desproporcionadas- la generación de procesos en donde el liderazgo es necesario -como son la exclusión, el desarrollo, el emprendimiento social,..- pero sobre todo es posible...Quizás una de las características del liderazgo es que crea un marco de sentido -sensemaking- donde las personas que le rodean creen en sus posibilidades: también para ejercer el liderazgo allí donde se necesite...y así crecen las organizaciones.
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