miércoles, 15 de agosto de 2012

Benefits Corporations: certificando la empresa social

Los fundadores de ANDI, reputada tienda de ropa deportiva de baloncesto, Bart Houlahan y Jay Coen no pudieron rechazar los US$ 250 millones que les ofreció American Sporting Good por su empresa. Y no sólo por lo atractivo de la suma en cuestión, que pocos se atreverían a rechazar. Estos emprendedores tenían muy presente lo que les sucedio al paradigmático caso de los creadores de los helados Ben & Jerry’s -Ben Cohen y Jerry Greenfield- cuya pretensión era hacer  una empresa distinta, que fuera sostenible con el medioambiente y la comunidad, con uso de materiales orgánicos, utilizando el comercio justo, una política de transparencia con sus trabajadores y que donase una parte importante de sus ganancias a la comunidad. Sin embargo  la Corte Suprema de Estados Unidos los obligó a aceptar la millonaria oferta realizada por   la multinacional Unilever de US$ 326  millones. El dictamen judicial fue tajante: los dueños estaban obligados a vender porque no pudieron demostrar que en sus procesos productivos pudieran generar más dinero que lo ofrecido por la multinacional. Y como la ley establece que el primer rol de una empresa es maximizar los beneficios para sus accionistas, si los dueños de la empresa, negaban o rechazaban la oferta, estarían incumpliendo la ley y podrían ser demandados.
Esta dura advertencia, además de la propia experiencia hizo que Houlahan y Coen buscaran un nuevo modo de montar una empresa, cuyo primer objetivo fuera resolver problemas sociales y ambientales, con el mínimo de externalidades negativas y con mecanismos de transparencia no vistos hasta entonces y al mismo tiempo, con la seguridad de no repetir los problemas vividos por los fundadores de Ben &Jerry’s. Una tarea nada sencilla. Para ello, se asociaron con Andrew Kassoy, a quien ya conocían tras su paso por la Universidad de Stanford, con quien comenzaron a idear la manera de promover una nueva legislación que los ampare y buscaron los estados propicios para ese fin. Así fue desarrollando la experiencia de las Benefit Corporations: un proceso de certificación formal para el reconocimiento de las empresas sociales. Ya son ocho los estados del país de EEUU -Nueva York y California entre otros- y Canadá donde hay una legislación especial que permite impulsar una empresa con estatutos propios para las (B-Corps). Bajo el slogan “Las empresas sociales no compiten por ser las mejores del mundo, sino que por ser las mejores para el mundo”, poco a poco las B Corps han ido ganando terreno y aceptación entre la gente, además de un reconocimiento por ser, por definición, respetuosas con el entorno social y el medioambiente. Hay más de 500 Corps certificadas en sesentaindustrias diferentes. Forman parte de ese segmento especifico empresas tales como :
-Seventh Generation, fabricante de productos naturales para la utilización en el hogar y para el cuidado personal;
-Pura Vida, productora de café orgánico vendido según los principios del comercio justo; Etsy, mercado online para productos hechos a mano;
-King Arthur Flour
- o Tryciclos, una empresa chilena dedicada al reciclaje.
Las  B Corps "son una experiencia interesante en lo que concierne a la profundización de la fusión de los objetivos tradicionales de generación de beneficios y de responsabilidad social, que integra la RSC a las prácticas rutinarias de negocios de la empresa.Como indica Gonzalo socio fundador de Tricilclo y mentor de varios emprendedores que aspiran a tener una empresa una “Certificación B”: " La gran ventaja de este tipo de empresas es que, sin renunciar a funcionar como empresas, lo que significa ser eficientes y tener utilidades, no olvidan que tienen un objetivo primario, relacionado con el bien común, que en el caso de Triciclo es crear soluciones efectivas que permitan maximizar los procesos de reciclado de material, otorgando de esta manera un valor social y ambiental a la comunidad. En el fondo, se trata de mover la economía desde el interés de los accionistas al del público para el que se trabaja”.  Así por ejemplo en el caso de Guayakí, empresa de mate orgánico, que si bien está certificada en , tiene muchas operaciones en Argentina y tiene como misión rescatar y preservar 80.000 hectáreas de selva atlántica, dando trabajo a más de mil personas”. Otra de las ventajas que exhiben las empresas B es que cumplen un rol social, subsidiando actividades propias de la sociedad civil, que muchas veces tienen un bajo impacto de sus acciones debido a que carecen de los recursos económicos necesariosCalifornia, porque no están situados en la dinámica de maximizar sus actividades y recursos. Y también se posicionan como una empresa diferente y responsable, lejos de la mala imagen que pueda tener alguna parte del sector empresarial, por malas prácticas. Como indica Gonzalo Muñoz: “Entonces, por un lado son más eficientes que las ONG’s o instituciones de la sociedad civil y tienden a tener mayor legitimidad que las clásicas empresas”. El hecho de estar certificado como una Empresa B, implica ya un cumplimiento de ciertas formas de trabajar, de asumir, en definitiva, ciertas externanidadas positivas, porque los obliga a ser más eficientes, sostenibles económica y ambientalmente, con normas con los empleados muy claras, que aseguren un óptimo clima laboral. Este impacto positivo es fomentado como en el caso de la Universidad de Yale, institución que condona la deuda a todos sus ex alumnos que se empleen en B Corps o generen este tipo de empresa