Ayer disfrutaba, y sobereaba junto a mi familia, la película Driving Miss Daisy (1989) y la magistral interpretación de Jessica Tandy -ganó un oscar por esta película- y Morgan Freeman -lo calificaría como el actor de la amistad (Ahora o nunca, 2008; Una vida por delante, 2006; o Cadena Perpetua, 1994,...etc) . La trama, una relación de amistad más allá de las convenciones sociales que florece en la década de los cincuenta a pesar del telón de fondo: una sociedad americana dividida en castas (negros y blancos). En una de las escenas, cuando Miss Daisy asiste a una cena para recaudar fondos, se escuchan las palabras de un discurso de Martin Luther King en donde responsabiliza de la situación injusta que vivía EEUU -quizás el mayor obstáculo para su sueño-, no al Ku Klux Klan, sino a esa "mayoría silenciosa" que percibía la situación de discriminación racial y sin embargo permanecía impasible. No solicitaba el activismo o la militancia. Lo único que reclamaba era que las personas que no estuviesen de acuerdo con esa situación no mirasen a otro lado...En otros lugares del mundo, Dietrich Bonhoeffer (BF) criticó dicha actitud en primera persona cuando al referirse al genocidio judío afirmó " Tendríamos que haber gritado" (Costa-Gavras denuncia esta actitud cobarde en la película Amen, 2002, una metáfora del silencio y premio Cesar al mejor guión original); o Monseñor Romero (MR) cuando en sus homilías denunciaba el "quedarse afuera" (13 de agosto): "!Mucho cuidado católicos! Comenzando por nosotros, los ministros de Dios. No creamos que por ser obispos o sacerdotes y por ser institución eclesiástica, somos lo mejor del cristianismo. Somos signos, pero puede ser como la campana, que es signo, llama pero se queda fuera"...Los tres -MLK, DB y MR- pagaron con su vida la denuncia y figuran inmortalizados como mártires del siglo XX en la abadía de Westminster. ¿Cuántas veces en la historia se ha repetido -antes y despúes- esta situación de "mirar al otro lado", "de no gritar", de "quedarse fuera" en nuestra sociedad, en nuestra ciudad, en nuestras empresas, en nuestras familias...? ¿A qué precio social y humano-cuántas víctimas quedan en el camino- se paga por no tomar conciencia,dar una respuesta, denunciar, pero ya a destiempo? Mañana, 25 de noviembre es el 'Día de la lucha contra la violencia hacia las mujeres'. Dos casos emblemáticos: uno global y otro más local. El caso global es la trata de mujeres, realidad de violencia que sitúa a mujeres y niñas en condiciones de explotación y servidumbre tales que Naciones Unidas lo considera una forma de esclavitud moderna. Desigualdad en el acceso a educación y formación de niñas frente a niños, la discriminación en el mercado laboral, la violencia intrafamiliar, la violencia en la pareja o los matrimonios forzados, son alguna de las causas por las que las mujeres intentan huir buscando oportunidades en otros países y caen en manos de redes o personas que trafican con ellas donde "las someten a una explotación (en la prostitución, el servicio domestico, la agricultura, la mendicidad) que viola sus Derechos Humanos" según declara la organización de las Adoratrices Proyecto Esperanza. El caso local es la violencia machista. Este año han muerto 57 mujeres en España (más de sesenta según otros colectivos)."Es toda la sociedad la que tiene que romper la barrera del silencio", proclamó la ministra de Igualdad en un acto convocado por el PSOE. También señaló "la ciudadanía también debe implicarse" en su conjunto y que por el hecho de no sentirse parte directa del colectivo de maltratadas o agresores "no hay que volver la espalda ante un problema tan importante como este"...En ambos casos todavía estamos en la etapa de toma de conciencia -sensemaking- ¿Cuántas mujeres tendrán que caer todavía por estos caminos? En este, como en otros campos, el proceso es similar: de la indiferencia a la toma de conciencia, de la conciencia a la denuncia, de la denuncia a la militancia, al activismo («cada uno tiene la responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas» como señalaba MLK) . Tenemos que"darnos cuenta", tenemos que "actuar", tenemos que "evitar", si queremos ser ciudadanos en el sentido pleno de la palabra ante las injustificias que nos rodean. La Web 2.0 ofrece múltiples formas de desarrollar la ciudadanía a escala global. Si quieres autoevaluarte como activista social 2.0 -un militante, un contestario, un incorformista que utiliza los nuevos espacios e instrumentos de la web 2.0 en internet-, la organización Social Citizen te propone un breve cuestionario para ello. ¿Qué puntuación tienes?
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