En este año se conmemora el 60 aniversario de la histórica fuga de Pablo Neruda, quien el 24 de febrero de 1949 inició la travesía a caballo por Lilpela, un camino cordillerano de contrabandistas, para llegar a territorio argentino a comienzos de marzo. Escapaba así, de la persecución en su contra, iniciada por el gobierno de González Videla hacía ya más de un año. Este suceso quedó indeleblemente grabado en la memoria del poeta. Tanto así que al recibir el Premio Nobel de Literatura, en Estocolmo, en 1971, lo recordó con detalle en su discurso de agradecimiento. La verdad es que soy un advenedizo en poesía pero este fin de semana leía y releía uno de sus famosos poemas del Extravagario de Neruda MUCHOS SOMOS, disponible en la web de su fundación (donde incluso es posible escuchar recitar muchos de sus otros versos) y que paso a trascribir:
De tantos hombres que soy, que somos,
no puedo encontrar a ninguno:
se me pierden bajo la ropa,
se fueron a otra ciudad.
Cuando todo está preparado
Cuando todo está preparado
para mostrarme inteligente
el tonto que llevo escondido
se toma la palabra en mi boca.
Otras veces me duermo
Otras veces me duermo
en medio de la sociedad distinguida
y cuando busco en mí al valiente,
un cobarde que no conozco
corre a tomar con mi esqueleto
mil deliciosas precauciones.
Cuando arde una casa estimada
Cuando arde una casa estimada
en vez del bombero que llamo
se precipita el incendiario y ése soy yo.
No tengo arreglo.
¿Qué debo hacer para escogerme?
¿Cómo puedo rehabilitarme?
¿Cómo puedo rehabilitarme?
Todos los libros que leo
celebran héroes refulgentes
siempre seguros de sí mismos:
me muero de envidia por ellos,
en los filmes de vientos y balas
me quedo envidiando al jinete,
me quedo admirando al caballo.
Pero cuando pido al intrépido
Pero cuando pido al intrépido
me sale el viejo perezoso,
y así yo no sé quién soy,
no sé cuántos soy o seremos.
Me gustaría tocar un timbre
y sacar el mí verdadero
porque si yo me necesito
no debo desaparecerme.
Mientras escribo estoy ausente
Mientras escribo estoy ausente
y cuando vuelvo ya he partido:
voy a ver si a las otras gentes
les pasa lo que a mí me pasa,
si son tantos como soy yo,
si se parecen a sí mismos y
cuando lo haya averiguado
voy a aprender tan bien las cosas
que para explicar mis problemas
les hablaré de geografía.
¡Qué maravilla que alguien dejara escrito poéticamente su experiencia para vernos reflejada en ella! Por cierto ¿hemos sentido alguna vez el impulso por el cambio, por la innovación en alguno de los ámbitos en los que actuamos? ¿querrá salir "ese" que llevamos dentro y no le dejamos? ¿por qué sale el temeroso, el excéptico, el conformista, el pasota, el optimista (ya lo harán otros...), el prudente, ...?¿lo hemos invitado a salir alguna vez? Somos muchos Pablo...nos pasa igual que a tí.
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