miércoles, 8 de julio de 2009

La pequeña empresa y la crisis


Sintetizo cinco propuestas que se vierten en el reciente editorial que hemos elaborado en la Revista de Fomento Social sobre "La pequeña empresa ante la crisis: entre el apoyo y el compromiso"


1) De la misma forma que consideramos, por convicción, que la sociedad ha de “repensarse” desde los más vulnerables, ya sea a nivel global (los que pasan hambre) o nacional (los excluidos, la tercera edad,…), creemos que en este momento económico la pequeña empresa se cuenta entre los agentes de más elevada vulnerabilidad. Por eso ha de ser apoyada, desde el consenso de todos los agentes sociales, para que siga cumpliendo su función social y económica: la generación de riqueza y el sustento directo para las familias de los emprendedores e indirecto para las de todos sus trabajadores.
2) Este apoyo que proponemos no puede ser tildado de paternalismo del Estado –acusación que por cierto no oímos cuando se pide que el Estado acuda en ayuda de una entidad financiera grande o pequeña. Estamos hablando de algo que es esencial al modelo económico que defendemos: la necesidad de que, en momentos difíciles, las pequeñas empresas como agentes económicos más débiles encuentren apoyo para favorecer la iniciativa, asumir riesgos e invertir.


3) Se podrían adoptar una serie de medidas: incremento del pago único en la capitalización de la prestación por desempleo para jóvenes menores de 30 años o mujeres menores de 35, bonificaciones de cuotas de la Seguridad Social para los primeros contratos indefinidos que realicen trabajadores autónomos, subvención de intereses en proyectos de desarrollo empresarial, etc. Todo esto ha de diseñarse y ejecutarse desde un cierto “compromiso” de las propias entidades que se beneficiarían potencialmente de ellas: estamos pensando, no sólo en el cumplimiento de las obligaciones fiscales y laborales, sino en una contribución mucho más amplia de la pequeña empresa, ampliamente testificada a lo largo de su historia. Por tanto, ¿no debería percibir o tener mayor derecho de ayuda aquella pequeña empresa que a lo largo del tiempo ha sido responsable y ha contribuido al desarrollo de la sociedad pagando puntualmente sus impuestos o cumpliendo escrupulosamente sus obligaciones con la Seguridad Social? Dado el elevado nivel de control de los organismos fiscales hoy, no sería complicado buscar una serie de indicadores mínimos para justificar este trato diferenciado.


4) Cumplir la ley es el compromiso “mínimo” que se puede esperar de la pequeña empresa. Más allá de eso se abren múltiples oportunidades para afianzarse y diferenciarse: reforzar su papel como agente “responsable socialmente” en una situación económica especialmente difícil, creando empleo estable, transformando la realidad a nivel local y, en definitiva, creando riqueza y consolidando de esta forma el grado de confianza que la sociedad deposita en ella. Frente al compromiso “mínimo” de cumplir con las exigencias de la justicia, nos movemos ahora hacia una ética de “máximos” que se esfuerza por contribuir creativamente a la construcción de una sociedad más humana.


5) En esta tarea de ayudar se abre también para la Administración una excelente oportunidad para ser pedagógicos y contribuir a que la propia pequeña empresa se vaya “autoayudando”. Es una forma muy encomiable de evitar todo peligro de paternalismo del Estado y actitudes victimistas o pasivas por parte de la empresa. Estamos pensando, por ejemplo, en iniciativas para reforzar la cooperación empresarial primando el comportamiento de pequeña empresas que están asociadas o que han colaborado en iniciativas conjuntas; pero también en aquéllas que han apostado por proyectos innovadores o que se han preocupado por la formación y el desarrollo de sus trabajadores.


Foto: www.malvarezonline.com/.../image/growth.jpg

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