jueves, 4 de junio de 2009

El empoderamiento y la Fundación Grameen


Alex Counts es presidente y consejero delegado de Grameen Foundation. Counts aprendió acerca de los microcréditos con Yunus -Banco Grameen-. El banco sirvió de inspiración para la Fundación Grameen, creada por Counts en 1997 con US$ 6.000 de capital riesgo. La fundación y el banco son entidades separadas; la primera cuenta con una red de instituciones de microcrédito dotadas de programas educativos, capital y soporte de tecnología. El Banco Grameen generó una serie de programas similares que prestan pequeñas sumas de dinero a los pobres para que abran sus negocios: venta de artesanía, alimentos o servicios, etc. El total de préstamos concedidos es de US$ 100 millones al mes, pagados fielmente por los clientes en un 99% de los casos.
Counts en una conferencia reciente insistió a los asistentes a que reconsideraran la idea de que los pobres no son capaces de abrir y gestionar su propio negocio. Vivir con menos de un euro al día agudiza la persistencia, la creatividad y la sobriedad, habilidades necesarias para cualquier buen emprendedor, dijo Counts, añadiendo “Aquellos de nosotros que crecieron en un contexto de abundancia subestiman las habilidades de los pobres y lo que se puede aprender cuando se vive en una situación de supervivencia”. También indicó: “son raros los casos de éxito repentinos. Pocas personas comienzan un negocio y, seis meses después, ya han salido de la pobreza. Pero vemos como sube el estándar de vida, al principio despacio, pero después de forma constante en el caso de los que se dejaron convencer por la idea del microcrédito”.
Counts también mencionó la experiencia del famoso banco de los microcréditos en el segmento de teléfonos móviles. Cuando el fundador de la institución, Muhammad Yunus, se dispuso a ayudar a las mujeres de aldeas pobres y pequeñas de Bangladesh para abrir su propio negocio prestándoles dinero para que adquirieran móviles y que pudieran cobrar a los vecinos por su utilización, mucha gente le dijo que la idea no tendría éxito. Se pensaba que las mujeres no tenían la preparación suficiente para aprender a usar rápidamente el aparato. A pesar de eso, Yunus sacó adelante el proyecto y luego fue a visitar a las mujeres para ver cómo estaban saliendo las cosas. Les preguntó cuánto tiempo habían necesitado para entender cómo funcionaba el aparato. “Su aparato debe ser muy complicado”, le dijo una de ellas. “Mi teléfono tiene sólo diez números. No necesité ni diez minutos para comenzar a hacer negocios con él. Profesor Yunus, debería comprar uno de estos”.
En relación a los microcréditos señaló que “el precio del crédito es demasiado alto. Tipos de interés del 40% hasta el 50% son comunes, si se toma el porcentaje anual”, dijo Counts, añadiendo que aunque esas tasas superen otros préstamos de pequeño tamaño hechos a los pobres, la industria del microcrédito deberá llevarlas a niveles más bajos. Otro problema: cada institución funciona según la tecnología que posee, lo que dificulta la comunicación entre las empresas de microcrédito. “Es como si todos dijeran: ‘Tenemos que crear un procesador de texto para nosotros’”, dijo Counts. Los microacredores también necesitan uniformizar los procedimientos utilizados para medir los beneficios. “Aún falta mucho para que podamos cotejar la verdadera naturaleza de los beneficios del microcrédito. Todos solían decir que eran rentables, pero usaban cualesquier tipo de parámetros”. El uso de estadísticas comunes podría también proporcionar una imagen más nítida de la pobreza mostrando si, de hecho, se está reduciendo por los micropréstamos y en qué medida. Además de eso, la industria apenas ha comenzado a evaluar su impacto ambiental.
A pesar de los elogios generalizados al Banco Grameen y al microcrédito en general, Counts dijo que el sector aún se encuentra en su infancia. “Oigo a las personas decir: ‘La posibilidad de innovación en el sector de los microcréditos ha llegado a su fin’”, dijo Counts.
“El microcrédito ya ha conseguido muchas cosas, pero falta lograr mucho más”. Hace muchos años, un profesor de negocios dijo a sus alumnos que la mitad de los que iban a aprender en la escuela era erróneo, pero nadie sabía qué mitad era esa. Comparado con lo que se enseña en las escuelas de negocios, el campo del microcrédito es relativamente joven, dijo Counts. “Puedo garantizarles que cerca de dos tercios de lo que creemos que son las mejores prácticas son un error”, dijo, “porque el microcrédito tiene sólo algunas pocas décadas de historia”.

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